Con tanto dinero, este tipo puede permitirse tener contratada a una enfermera mulata para que le cuide y le haga de vez en cuando revisiones en casa. Pero en una de ellas, la negrita no solo se limitó a tomarle las pulsaciones, sino que le puso a cien chupándole la polla. No esperaba esa reacción de su empleada, pero le siguió la corriente y los dos pasaron una tarde de sexo salvaje donde pudo perforar ese chochito de ébano tan dulce.