Mi compañera de piso y yo estábamos descansando un rato cuando de repente, sentí un ruido en nuestro piso. Al parecer, un ladrón se había colado y me amenazó para que me callase y no dijese nada. Estaba asustada pero al mismo tiempo no quería que se llevase nada, así que llegamos a un acuerdo. A cambio de que no nos robase, yo me bajé las bragas y le ofrecí mi coño, en un polvo casero que ambos disfrutamos y del que mi amiga no se enteró jamás.