Tras encontrar un hostal donde pasar la noche, Viola Bailey vio algo rato en una de las paredes y no tuvo claro de lo que se trataba. Al poco rato surgió una polla muy dura y se dio cuenta de que se trataba de un glory hole, algo que le generó un morbo brutal hasta el punto de terminar chupándola de rodillas en el suelo. La tetona saboreó semejante miembro, hasta dejar que ese desconocido eyaculase en sus ubres y terminar con una sonrisa de oreja a oreja.
Categorias: Mamadas
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