Siempre había existido una cierta atracción y morbo entre este chico y su nueva madrastra, pero hasta ahora jamás había pasado nada. Hasta que un día, el marido de la milf se fue a currar y ella aprovechó que se quedaron a solas para seducirle. La cuarentona se acercó al chaval y echó mano de su rabo en el sofá, pajeándole y poniéndole a tono, antes de lanzarse a cabalgar sobre le jovencito, que disfrutó de esa madura en un polvazo en el salón.
Categorias: Incesto
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